“La medicina de la misericordia”
El aborto y los efectos de la migración: temas medulares del V Simposio de la Familia.
Maricely Rivera Torres / Jalibeth Rodríguez Rivera
Huellas del Futuro Informa
Temas de gran vigencia, como el aborto y la emigración de puertorriqueños ante la crisis económica y su impacto en las familias que quedan atrás, fueron punto de enfoque durante el 5to Simposio de la Familia, de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
Estos temas se tocaron desde el punto de vista de la posición de la Doctrina Social de la Iglesia. El día comenzó con el foro, “Misericordia: una respuesta al dolor del aborto y acompañamiento pastoral post aborto”, con Elizabeth Bunster. Ella también profundizó en el tema con la charla ‘Las segundas víctimas del aborto y un camino de reconciliación”, con la participación del Proyecto Esperanza.
Bunster, fundadora de Proyecto Esperanza, que se originó en Chile hace 17 años. Bunster enfatizó la importancia del acompañamiento post-aborto a los jóvenes que sufren una pérdida.
“La realidad, aunque se quiera proponer lo contrario, es que el aborto es un trauma para quien lo experimenta. Muchas mujeres han venido a mí, después de haber tenido un aborto hace 30, 40 años, y me dicen: ahora todo tiene sentido. Y es que han vivido la sensación de vacío, la ansiedad y el sentimiento de culpa, incluso pensamientos suicidas durante años sin saber que todos venían de su experiencia de abortar’’, resaltó.
Enfatizó ‘’Los hombres también sufren mucho este proceso de duelo, aunque muchos se quedan callados, niegan su tristeza e interiorizan el sentimiento de pérdida porque se sienten culpables de no haber completado su rol de protector de padre de familia que no supo o no pudo salvar a su hijo’’.
Elizabeth cataloga esta iniciativa como “un camino de encuentro con el amor y la Misericordia de Dios”.
Proyecto Esperanza desarrolla un acompañamiento pastoral personal, confidencial y gratuito con herramientas psicoterapéuticas a mujeres, hombres y toda persona que ha experimentado la pérdida de un hijo antes de nacer, especialmente por un aborto provocado. Dicho acompañamiento consta de cinco etapas donde se educa sobre las secuelas post aborto, se enseña a determinar cuáles son los conectores personales del aborto, dónde se libera el dolor emocional, la pena y la rabia reprimida. Además, se restauran las relaciones rotas consigo mismo, con los demás, con Dios y, finalmente, se procura establecer una relación con el niño abortado y aprender herramientas de autoayuda. Esta atención es brindada por profesionales, con un enfoque pastoral, a la persona que sufre las secuelas post aborto. Tiene como finalidad facilitar un proceso de aceptación, reconciliación y de encuentro con el hijo que no pudo nacer, con una actitud de acogida y comprensión.
Este proyecto se inspira en el Proyecto Raquel de Estados Unidos y se ampara en el auxilio de Nuestra Señora de Schoenstatt.
Asimismo, el Simposio integró una charla del Padre Mario de la Cruz Campusano, de la Diócesis de Santo Domingo, R.P. sobre el “Fenómeno de las migraciones – retos socio/patronales”.
“El fenómeno de la globalización o planetización por el que ha pasado la humanidad en las últimas décadas, tiene mucho que ver con la migración, por las facilidades y la ruptura de las fronteras a nivel económico, político, social y cultural. Lo mismo, tiene mucho que ver el auge, la proliferación y el desarrollo de los medios de comunicación y la tecnología”.
Detalló que “En un trabajo realizado por Otero en 2014, descubrió que en Puerto Rico, de un total de 8.5 millones de habitantes, solo 3.5 millones de ellos permanecían en la Isla (40%), mientras que 5 millones estaban en los Estados Unidos (60%). Afirma que la mayoría opta por irse con toda su familia, por lo que se agrava más la crisis. Entre los Estados más deseados por los puertorriqueños para migrar hacia EEUU., están: Florida, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Massachusetts, Connecticut, Texas, Ohio y Hawai”.
El Padre, además, explicó que las consecuencias de este escenario son alarmantes. “Cuando uno de los miembros de la familia tiene que salir de su casa e ir a otras tierras, se produce una separación y a veces ruptura que no son naturales, lo que afecta grandemente a las familias. Por lo que, en la medida de nuestras posibilidades, hemos de trabajar para que los gobiernos impulsen políticas que ayuden a las familias y así no se tengan que plantear la salida de su tierra, por los peligros que asechan a las personas migrantes”.
Como líneas de acción para la Iglesia, dijo:
- La Iglesia ha de estudiar la realidad de la migración y de las situaciones familiares respecto de la migración, para buscar posibles respuestas.
- Ha de promover y garantizar la documentación de los migrantes y sus familiares.
- Profundizar sobre las causas y consecuencias, tanto negativas como positivas de las migraciones.
- Ofrecer a las familias migrantes una catequesis adaptada a su cultura y asesoría legal para proteger sus derechos (DSD 189).
- Concientizar a los sectores públicos sobre el problema de las migraciones, con miras a la equidad de las leyes sobre el trabajo, el seguro social y el cumplimiento de convenios internacionales (DSD 188).
- Preparar y evangelizar a los posibles migrantes para que estos puedan llevar la nueva evangelización donde lleguen.
“Los agentes de pastoral familiar deben realizar la misión que les corresponde con las familias migrantes a fin de que les ayuden a sobrellevar su situación y puedan vivir acorde con el Plan de Dios”, culminó el Padre Mario de la Cruz Campusano.
El 5to Simposio de la Familia “Dignidad humana, desafíos, misericordia y esperanza” se celebró en el Teatro Mons. Vicente Murga de la PUCPR, recinto de Ponce el 26 de abril de 2016.