Se celebra Misa de Inicio de Curso

“Todos estamos llamados a la santidad, cada uno en su estado y según la propia naturaleza”


“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”, este fue el llamado que compartió padre Juan Javier Íñigo, delegado para la Misión Institucional de la PUCPR durante la Misa de Inicio de Curso.

La celebración eucarística se celebró el 24 de enero de 2019 en el Centro de Estudiantes del recinto de Ponce de la PUCPR.

Padre Íñigo hizo referencia a la vida de santidad de san Francisco de Sales, durante la celebración  de la fiesta de santo Tomás de Aquino, patrono de las escuelas y universidades católicas.  “¡Qué hermosa ocasión tenemos para cursar esta asignatura de la santidad: vivirla, asimilarla y obtener el mejor doctorado en lo que es la Vida verdadera!  Esta Pontificia y Católica Universidad tiene las condiciones.  Santo Tomás de Aquino y san Francisco de Sales nos pueden enseñar el camino.  Son doctores de la Iglesia porque alcanzaron en su vida la santidad que nos pide Jesús”.

 

Mensaje del presidente en la Misa de Inicio de Curso

 

Recientemente vi un excelente documental sobre el papa Francisco: El Papa Francisco un hombre de palabra.  Es un gran documental realizado por el alemán Wim Wenders.

En esta mañana tomo cuatro ideas planteadas por el papa en este documental para proponerlas a nuestra comunidad universitaria al iniciar el segundo semestre.  Veamos:

  1. Ante un país dividido, reconozcamos que somos hermanos, hijos de un mismo Padre. Cuando el papa era arzobispo de Buenos Aires, y dirigiéndose a residentes de la ciudad que se habían congregaron en la Plaza de Mayo luego de caminar hasta allí, les dijo “La gente les preguntará qué están haciendo y ustedes les dirán, caminamos con Cristo para llegar aquí y celebrar la Fiesta del Padre”. Hoy podemos decir lo mismo aquí en nuestra Universidad. Hemos venido a la PUCPR a  educarnos y a formarnos, pero más importante que eso, vinimos para vivir la experiencia universitaria en La Católica. Continuó diciéndoles “en nuestra ciudad hay familias que están divididas, corazones que están peleados y distanciados.  Nosotros somos hermanos”.  Lo mismo podemos decir hoy… en Puerto Rico, tenemos familias divididas, con corazones peleados y distanciados.  La experiencia universitaria en La Católica debe contribuir a acercarnos pues nosotros somos hermanos.

Para lograr la cercanía, el papa los invitó a tener “gestos hacia los otros que sean gestos levadura … gestos que sean fermento de la fraternidad…de hermandad en la ciudad”.  Oigamos la voz del papa y tengamos hacia los otros, en este año misionero, “gestos levadura”.  Demos un signo, como propone el papa, en nuestro caso desde la Universidad, para demostrar “que es mejor estar unidos como hermanos que estar distanciados, peleados y enojados”.

  1. Un segundo punto que comencé a esbozar es el de la cercanía. En el documental, el papa insistió, “El mundo de hoy en su mayoría es sordo… Cuando les digo que se involucren en la vida de las gentes estoy hablando de cercanía…que hablen poco y que escuchen mucho, digan lo justo y siempre miren a los ojos de las personas”. Insiste en que la cercanía refleja una actitud de ternura espiritual que es la que tiene Dios con nosotros.  Un reto al iniciar este semestre es ser cercanos unos a otros.
  2. Un tercer punto es el amor a los pobres. Dice el papa “La gran tentación, a lo largo de la historia, que siempre tuvo el cristiano, el hombre y la Iglesia, fue la de la riqueza.  En la Iglesia hay hombres que han sucumbido a estas tentaciones”. El papa insiste en que debemos aspirar y buscar una “vida de Iglesia más viva, más saludable y más armoniosa,  más unida en sí misma y con Cristo” alejada de los poderes del mundo. Lo mismo podemos decir de nuestra comunidad universitaria.  Como cuerpo vivo y dinámico debe buscar alimentarse y estar atento a sus posibles enfermedades, al mal funcionamiento y a la enfermedad.
  3. Finalmente, el papa alerta obre algunas enfermedades que debilitan el servicio del Señor:
  1. Sentirnos inmortales, inmunes, indispensables
  2. No autocriticamos, no ponernos al día, no aspirar a mejorar
  3. Tener rivalidades
  4. Vanagloriarnos
  5. Vivir en círculos cerrados
  6. Tener caras lúgubres
  7. Poseer esquizofrenia existencial y Alzheimer espiritual
  8. Acumular para sentirnos seguros

Querida comunidad universitaria, escuchemos el llamado del Santo Padre y hagamos nuestra esta propuesta de vida personal y comunitaria.

 

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