“La Católica en mí”
Pedro Pacheco rememora su paso por la Universidad y sus planes.
Pedro Pacheco comenzó su hazaña en la Católica en el 2016 cuando formalmente se convirtió en un Pionero estudiante de Ciencias. Pero su vida universitaria comenzó en el 2015 cuando aún cursaba su último año de escuela superior. “No es fácil para un adolescente de 16 años estar en un Programa de Nivel Avanzado con clases de español, inglés y matemáticas, tener que salir de clase a las 3:00 p. m. para llegar a su casa, ducharse, comer algo ligero y asistir a una clase en la universidad con estudiantes de todas las edades y pueblos de la Isla, es decir, inmiscuirse en un ambiente desconocido para él. Y ciertamente no lo fue, pero aun así el siguiente semestre decidí hacerlo nuevamente. Justo ahí dio inicio una rueda, que no muy redonda, ya hoy ha llegado a su destino” explica Pedro, quien fue miembro del Programa de Honor Institucional.
Durante sus años como estudiante Pedro formó parte del Consejo General de Estudiantes, estudiante miembro del Comité de Búsqueda del Presidente, senador por el Colegio de Ciencias y representante de los estudiantes ante la Junta de Síndicos de la Universidad. “Esta primera meta fue el factor determinante y lo que despuntó mi carácter y curso en el gobierno estudiantil. Culminado mi segundo año, en julio de 2018, me surgió la oportunidad de ser representante de los estudiantes ante la Junta de Síndicos de la Universidad, encomienda que muy comprometidamente cumplí por dos términos consecutivos, terminando el 21 de septiembre de 2020. Esos dos años fueron de gran crecimiento profesional y académico. Tuve la oportunidad de exponerme a un sinnúmero de experiencias y situaciones que, de no haber sido síndico no hubieran sido posibles, desde la gama de personas comprometidas con el bienestar de Puerto Rico y la Universidad hasta las decisiones difíciles que debí tomar. Particularmente, mi capacidad para saber darles importancia y prioridad a las cosas que realmente lo ameritan fue lo que más pude desarrollar durante esos dos años. Ya en mi segundo término, comencé en la Escuela de Tecnología Médica comprometiendo mi tiempo aún más” sostuvo.
Además de sus compromisos académicos, Pedro enfrentó duras batallas en su aspecto personal. “Justo cuando finalmente se dio la oportunidad de realizar mi práctica clínica en el Hospital Damas, mi mamá atentó contra su vida. Estuvo varias semanas fuera del trabajo y, ante la situación me vi obligado a trabajar. Ciertamente, ser estudiante y empleado no es cosa fácil, te agotas física y emocionalmente, a esto, sumemos la realidad que estaba viviendo con mi mamá. Pasé a ser estudiante, empleado y cuidador de una paciente de salud mental. Durante aproximadamente 4 meses me levantaba a las 4:45 a. m. para estudiar, dejar todo listo para mi día y el de mi madre. Salía del hospital a las 3:00 p. m. y entraba a trabajar a las 3:30 hasta las 10 p.m. Nadie me dijo que la vida era fácil, pero jamás pensé que a una sola persona podrían presentársele contratiempos uno tras de otro. Sin embargo, a pesar de los sacrificios no solo de ese último año, sino de los cuatro, no cambiaría ni un solo momento de mi paso por la Universidad” manifestó.
Ya con lo aprendido en La Católica y con sus pruebas personales, Pedro se acerca a su próxima aventura: ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara. “Todas las experiencias vividas, y decisiones buenas y no tan buenas, sin duda me ayudaron grandemente a ser mejor persona y, sobre todo, a ser un profesional comprometido con el cabal cumplimiento de sus responsabilidades. Sin miedo a vacilar, afirmo que esas experiencias de vida me llevaron a tener la oportunidad de ser admitido a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara y tampoco vacilo al decir que en esta próxima aventura habré de ejecutar todo lo aprendido en el Programa de Honor Institucional y en la Universidad. Posiblemente continúe siendo el Pedro belicoso que tanto dolor de cabeza causó a La Católica” expresó.
“Naturalmente, y sin lugar a dudas, quedo en deuda con La Católica el resto de mi vida. Mi alma mater cuenta conmigo para lo que necesite. ¡Sangre azul siempre!” concluyó.