“Con Mano Franca”
Dramaturga y ensayista ponceña traza viñetas de su visita a Cuba
Rosita Archevald, administradora cultural, productora teatral, dramaturga y ensayista ponceña quien, además, dirige la Oficina de Extensión Cultural de la Pontificia Universidad Católica, acaba de lanzar su segunda publicación Con Mano Franca: ensayo y drama que recoge sus vivencias de un viaje a Cuba para el V Congreso Internacional sobre Educación y Cultura Latinoamericana.
Y una mano franca es lo que parece extenderse entre el ensayo La consigna es:Hacia el pobre no vamos, lo esperamos y la obra de teatro Ciudad Lienzo, ambos de la autoría de la dramaturga Rosita Archevald. Al acercarse a Con Mano Franca el lector tropieza con una imagen en la cubierta que resulta paradójica. Una mujer, cuyo rostro está surcado por la edad o por el dolor, no extiende su mano franca, todo lo contrario, cubre casi todo su rostro, especialmente su boca, con unas manos cansadas. La mirada, también cansada. La enigmática figura se filtrará sigilosamente en el encuentro de la autora con esa cultura cubana, no ya la conocida, la del exilio, matizada por el tiempo y el espacio, sino con esa otra cultura dura, forjada con los golpes de la revolución, sufrida por el abandono y la indiferencia, pero con más pureza, con menos contaminación que la cultura del exilio. Quizá, sin que Archevald se diera cuenta, la voz silenciada de esa mujer se dejó escuchar.
El simposio internacional sobre educación y cultura latinoamericana promovido por la Universidad Juan Marinello Vidaurreta en Matanzas reunió a un grupo de latinoamericanos y es así que, como parte de ese grupo, Rosita Archevald, entre ponencias y andanzas pinta su cuadro de la “experiencia cubana” en La consigna es: Hacia el pobre no vamos, lo esperamos, ensayo que ganó el segundo lugar en el certamen de literatura Manuel Joglar Cacho en 2019. Es en ese ensayo que rompe el silencio la mujer que cubre su boca con la mano en la cubierta, y su voz se cuela en las frases de la autora “…reconozco que lo verdadero era sentir la gente cubana”. Ese cubano de a pie, que vive su vida con valentía como lo expresa la autora “…siempre existe gente sin miedo a perder su caudal. En ese sentido ellos son más valientes que yo”. Es en una visita al centro histórico de la ciudad de Matanzas que se da el encuentro con una “humilde mujer con un bebé en brazos” quien le extiende su mano y le ofrece una moneda para que Rosita pagara su pasaje y no tuviera que bajarse del autobús. El gesto generosamente solidario de la empobrecida mujer evocó en Archevald los versos martianos “…para el amigo sincero que me da su mano franca” que dio título a su libro.
Es entonces cuando se extiende la mano franca que une el ensayo con el drama Ciudad Lienzo. Mientras en el ensayo el lenguaje no ficcional recrea una realidad percibida subjetivamente, como corresponde a ese género, Ciudad Lienzo recrea, en el lienzo de un museo, los devenires de una cultura con raíces antillanas firmemente arraigadas. Por un lado, Petra, cuyo oficio ella misma describe “Mire yo vine a esta tierra a hacel bien y tengo facurtade para ayudal”. Por otro lado, Enriqueta, una mujer educada, en palabras de Julia (uno de los personajes) “Pero la señora es fina”. Ambas mujeres están inmersas y conectadas por ese sincretismo religioso tan antillano que nos enlaza con corrientes subyacentes que han resistido a Instagram, Tik Tok , Facebook, YouTube, por lo que podrán cortar el acceso a internet, pero no desterrarán jamás la raíz que se cuela en cada suelo del archipiélago antillano. Aunque los personajes de Ciudad Lienzo son figuras inanimadas de cera, la vida continúa latiendo en ellas. La mujer en la cubierta de Con Mano Franca se tapa la boca con su mano, pero su voz cobra vida en los personajes de Petra, Miguel, Enriqueta…incluso cobra voz con la escena final del drama. Una escena en la que, en palabras de Archevald, “Se recrea la pintura La Consulta” obra del puertorriqueño Jorge Rechany. ¿Son Cuba y Puerto Rico de un pájaro las dos alas? Aunque en su ensayo Archevald expresa su desacuerdo con esta frase, sigilosamente se cuela la voz de la mujer de la cubierta en la escena final para reafirmar el verso. “La Consulta” del puertorriqueño Rechany y la consulta de la vidente Petra se entrelazan como dos alas de un mismo pájaro. Las circunstancias cambian, pero la escena queda como comenzó, igual que nuestra historia.
PETRA: Está bien, allá ustede lo rico…bueno vamos a pensal que otro trabajito…podemos hacel,,,(pensando)
(Se pone al frente de Enriqueta, con el cigarro. Se recrea la pintura La Consulta. Se queda la escena como comenzó al principio.)
“Estoy segura de que volveré a Cuba solo si puedo cambiar mi primera imagen…Estoy segura que, si vuelvo, encontraré la otra Cuba que desconozco, la otra Cuba que no pude ver por falta de verdad…” Y Rosita volverá, y descubrirá esa mano franca que continúa extendida porque como dijo la poeta “Yo no me siento extranjera/bajo este cielo cubano/cada ser es un hermano/que en mi corazón impera” (Rodríguez de Tió, L.)