De alcance internacional el compromiso con el cuidado del adulto mayor y el manejo de emociones
La Católica y CEBITEPAL apoyan la formación en temas de salud mental y cuidado de adultos mayores en Latinoamérica y el Caribe.
El Centro de Formación CEBITEPAL, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, con la iniciativa del presidente de la PUCPR, Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, posibilitó dos encuentros virtuales para la reflexión y el diálogo hacia el cuidado de los adultos mayores y la atención hacia el bienestar emocional. Este mensaje fue compartido a participantes de más de 20 países de esta región, quienes aceptaron la invitación de seguir educándose sobre estos temas que han sido puntuales desde los esfuerzos de servicio comunitario del Colegio de Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad.
El presidente de la Universidad anticipó que estos seminarios son el preámbulo para un plan de colaboraciones que incluye la formación. “Estas dos iniciativas establecerán las bases para otras colaboraciones en asuntos puntuales de formación para los agentes de pastoral en América Latina y Caribe tales como certificaciones o diplomados. Un área de particular interés será la Pastoral Matrimonial y Familiar” sostuvo el Dr. Vélez Arocho, quien forma parte del Consejo Asesor del CEBITEPAL.
El Dr. Ángel M. Muñoz Alicea, director de la Escuela para Cuidadores de Adultos Mayores presentó el tema El rol de la familia en el cuidado, acompañamiento y bienestar del adulto mayor. Por su parte, la Dra. Ada Kercadó, directora de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad presentó El manejo de las emociones: oportunidad para fortalecer tu bienestar emocional hacia la salud mental.
El Dr. Ángel Muñoz indicó en su presentación que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el 2017, la población mundial de adultos mayores estaba aumentando a pasos acelerados y añadió que entre los años 2000 y 2050, los habitantes de la Tierra serían en su mayoría personas mayores de 60 años. El especialista sostuvo que la población de adultos mayores en América Latina y el Caribe para el 2010 era de 40,491,279, mientras que para el 2020 ascendió a 58.469.722.
“Ser un adulto mayor no implica que se necesite de cuidados o apoyo. Sin embargo, no es menos cierto que por naturaleza humana con el pasar del tiempo y las etapas del desarrollo se van perdiendo algunas de las capacidades de autonomía. Dentro de los cambios más significativos que enfrentan los adultos mayores en el proceso de envejecer están, por ejemplo, los cambios fisiológicos, la limitación en la movilidad y los cambios que provocan los avances tecnológicos. Además, se enfrentan a la pérdida de parejas, familiares y amistades o contactos laborales o relaciones sociales. Para muchos adultos mayores es complicado aceptar y afrontar los cambios que conlleva el envejecimiento. También es complicado aceptar que requieren ayuda, lo que para el adulto mayor puede significar renunciar a la privacidad y tener que ajustarse a las nuevas rutinas. Como consecuencia de estos cambios, puede sentirse asustado y vulnerable, enojado por necesitar ayuda o culpable por la idea de convertirse en una carga para la familia” señaló el Dr. Muñoz.
En este punto, es posible que el adulto mayor requiera del apoyo de un cuidador. “Un cuidador es la persona que ayuda al adulto mayor a adaptarse a las limitaciones que presenta por el deterioro de sus capacidades por el paso del tiempo. Es un facilitador y complementa la limitación de autonomía” explicó Muñoz.
El experto expuso algunas sugerencias para el cuidador. “Cuidar debe ser una decisión que incluya a toda la familia. Los invito a prepararse en los diversos aspectos relacionados con el cuidado de un adulto mayor. Entiéndanse elementos o aspectos como la etapa de desarrollo, afecciones de salud, el manejo de medicamentos, el cuidado en el hogar y la nutrición. También se deben tener en cuenta temas como el autocuidado, las finanzas y los derechos y la explotación financiera. Y otros como la prevención de riesgo suicida, mediación de conflictos familiares y duelo anticipado” recomendó Muñoz.
Por su parte, la Dra. Kercadó Robles destacó “El manejo adecuado de las emociones requiere de un cambio de actitud. En Puerto Rico y en Latinoamérica es evidente el impacto que la pandemia ha tenido en nuestra salud emocional. En adición, las personas con condiciones preexistentes han experimentado recaídas y una exacerbación de síntomas”.
“El conocimiento y los esfuerzos que se realizan desde las universidades, en donde se facilitan espacios de educación a la comunidad, permite que el mensaje de autocuidado para fortalecer el bienestar emocional ayude a las personas a prestar más atención a la salud mental. No podemos alcanzar un estado de bienestar si no hablamos de salud mental. No podemos mantener nuestra productividad y ser efectivos si no reconocemos y atendemos nuestras necesidades emocionales”, añadió la Dra. Kercadó Robles.
Algunas de las recomendaciones brindadas promueven un mayor esfuerzo hacia la autorreflexión: estrategias dirigidas hacia el desarrollo de competencias sociales y emocionales, educación sobre bienestar emocional y salud mental, identificación de servicios y recursos de apoyo en momentos de necesidad y fortalecimiento de las conexiones sociales.
Los seminarios se celebraron el 15 y 17 de noviembre e impactaron sobre 220 personas.