Arrancan los eventos de celebración del centenario de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad
La Católica honra su labor humanitaria de amor y esperanza para los más desventajados
Al iniciar el siglo XX la situación de Puerto Rico era de extrema pobreza, analfabetismo y, por las enfermedades y plagas, el promedio de vida se estimaba en 33 años. El 23 de agosto de 1923 llegó a la Isla un grupo de servidoras cristianas para iniciar una labor humanitaria basada en la fe, el desprendimiento y el amor al prójimo. Cien años más tarde su labor, que no persigue protagonismo ni recompensas, continúa. Bajo el lema 100 años de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad en Puerto Rico: un camino de esperanza, la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico inició en grande la celebración de su centenario.
Los festejos comenzaron el 24 de agosto con la inauguración de la exposición museográfica cuya curaduría estuvo a cargo de la Dra. Neysa Rodríguez Deynes, catedrática del Colegio de Artes y Humanidades de la PUCPR e historiadora y el montaje a cargo de la Prof.ª Sylvia Damary Burgos, catedrática del Departamento de Bellas Artes. Esta exhibición resume el legado de las Siervas Misioneras a lo largo y ancho de Puerto Rico desde su llegada a la Isla.
Sobre esta exposición Sister Rosita Bauzá, historiadora de los Centros Sor Isolina sostuvo “Me siento sumamente orgullosa de que nuestra misión se dé a conocer públicamente y sobre todo que queremos darle gracias a Dios que nos permite celebrar tantos años de servicio a nuestra gente. Esperamos que estas fotografías que recogen nuestra historia sirvan de mucho estímulo para las jóvenes a seguir una vida plena como la de nosotras, sirviendo a Dios y al prójimo”.
Sin duda mirar la trayectoria de las hermanas, comunidad de la cual Sister Rosita es parte desde hace 48 años, despertó en ella la nostalgia. “Toda mi vida estuve en la Playa de Ponce y el mural dedicado a Ponce es uno de los más especiales pues recoge nuestras primeras misiones. Nuestro trabajo era para la gente sencilla y humilde, desde las personas que no sabían leer ni escribir. Yo les decía, no tienen que avergonzarse, yo no sabía tampoco y aprendí poco a poco. Lo importante era que uno les daba confianza y cariño y ellos sentían que, pues no era malo no saber. Yo me sentí bien contenta de ese primer trabajo que hice en la Playa pues ayudaba a estas personas”.
Cabe señalar que la recopilación de los datos históricos que conforman la exhibición estuvo a cargo de la Prof.ª Lourdes Pérez, educadora e historiadora. “La recopilación de estos datos fue un poco difícil porque no hay nada escrito. Fui buscando documentos como informes mensuales que ellas hacían para entregarlos a la casa madre y, en algunos eventos que se iban narrando historias, también encontramos algunas cartas de ellas que escribían sobre las labores que estaban haciendo y de los reconocimientos que se les hacían. Igualmente cuando cumplían sus aniversarios. Ha sido una labor intensa, pero valió la pena” sostuvo Pérez.
Las actividades de celebración continuaron ese mismo día con la celebración del foro La educación y el carisma profético de las Siervas Misioneras. El conversatorio estuvo a cargo del Dr. Gerardo Perfecto, catedrático jubilado de la UPR y psicólogo clínico además de consejero profesional; la Prof.ª Alma S. Robles Rosado, primera custodia general del Apostolado del Cenáculo Misionero, rama laical de la familia del cenáculo misionera; y la Prof.ª Lourdes Pérez, educadora e historiadora.
“En este foro presentamos las vivencias de las sisters, ese apostolado que ellas han realizado durante 100 años. En mi participación presenté un recorrido a través de la Isla desde que ellas llegan en el 1923 hasta el 2023. Repasamos esas misiones, los proyectos que desarrollaron, esas huellas y ese legado tan grande que dejaron sobre cada lugar donde ellas estuvieron” explicó Lourdes Pérez.
Por su parte, el Dr. Perfecto indicó “Nosotros reforzamos o contestamos tres preguntas que se vieron al principio, dónde veíamos el pasado, cómo llegaron nuestras hermanas, qué las trajo aquí, para finalmente ver cómo su misión fue arropando la Isla desde Aguadilla hasta Humacao”.
Mientras, la Prof.ª Alma Robles expresó “La visión profética, el carisma profético de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad ya es un legado. Ese carisma profético nos arropó. Tuvimos el privilegio todos, no tan solo de verlo gráficamente, sino de experimentarlo porque yo soy una de esas niñas. Yo soy una de esas niñas que ellas tocaron en un catecismo en una marquesina. Mi vocación se la debo como maestra, como madre, como esposa, como abuela se la debo a ese carisma profético. No hay manera de experimentar la Santísima Trinidad si no es a través del contacto, la presencia, el saber que yo puedo tocarte a ti como persona, que en ti vive ese amor del Dios y eso es lo que estamos celebrando. Debemos salir de aquí pensando en todo lo que podemos realizar solo con hacer el bien, solo con sencillamente proponer amarte, proponer decirte tú vales. Creo que hace 100 años era una necesidad, ahora es una urgencia decirle al otro, tú puedes, tú puedes hacer el bien, tú eres fuerza de bien y motivar a otros a hacerlo”.
“Para la Pontificia Universidad Católica es un honor unirnos a esta celebración tan importante para la Iglesia puertorriqueña en el 75 aniversario de la Universidad, pero más allá, también es una gran responsabilidad dar a conocer la misión de amor y solidaridad que han tenido las Siervas Misioneras por estos 100 años. Su trabajo desprendido para ayudar a los más vulnerables ha dado vida y esperanza a generaciones de puertorriqueños y ha fortalecido la fe como parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Sin duda, por 100 años, nuestras Siervas han sido una fuerza para hacer el bien en un país que las necesita. Tenemos una deuda de agradecimiento impagable con este grupo de religiosas”, destacó el doctor Jorge I. Vélez Arocho, presidente de la PUCPR.