“A  caminar en la conversión, al ayuno, la oración y la limosna”

Mensaje del presidente Miércoles de Ceniza 2017



Hoy iniciamos una nueva jornada cuaresmal. Personal e institucionalmente comenzaremos la preparación a través de un camino de cuarenta días para celebrar la fiesta más importante en nuestra Iglesia… la Pascua. La celebración de la Pascua nos propone llegar a ella con un corazón nuevo.  Nos mueve a caminar en estas semanas en la conversión, al ayuno, la oración y la limosna.

Los invito a que este año tomemos el Capítulo IV  de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia del papa Francisco como la hoja de ruta para esta jornada cuaresmal en el 2017.  Les propongo que sea el amor que define y describe san Pablo en el Capítulo 13 de la Primera Carta a los Corintios el que nos guie en este proceso de conversión, oración, ayuno, y limosna. Escuchemos a san Pablo en el llamado  himno de la carida, veamos algunas características del amor verdadero que podemos vivir  y cultivar en medio de la vida cotidiana.

“El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Conversión: Comprometámonos hoy con Dios a iniciar un proceso de conversión que nos lleve a ser más pacientes, más serviciales, erradicando la envidia, el alarde  y la arrogancia. Una conversión que nos conduzca a no obrar con dureza, a no buscar nuestro propio interés y a no irritarnos. Nos esforzaremos en no llevar cuentas del mal, en no alegrarnos de la injusticia, y en gozar con la verdad. Pero la conversión de verdad nos pide abracemos al amor que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y que todo lo soporta. Como dice el papa Francisco “Implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra”…. “Es amor a pesar de todo, aun cuando todo el contexto invite a otra cosa”.

Oración: Ante esto es posible que dudemos. Es posible que nos preguntemos ¿Cómo podemos hacer esto? ¿De dónde nos vendrá la fuerza para lograr esta transformación de nuestro corazón? ¿Seré capaz de amar verdaderamente como nos propone san Pablo?  La Iglesia nos contesta estas preguntas:  el camino es la oración. Si deseamos tener un corazón nuevo,  si queremos amar como Dios nos propone, tenemos que orar intensamente.

Ayuno: También nos corresponde ayunar de la voluntad propia, de la impaciencia,  de la autorreferencia y autoservicio,  ayunaremos del sentimiento de la envidia, del alarde  y de la arrogancia. No alimentaremos la dureza de nuestro corazón y nuestro propio interés. Nos resistiremos al impulso de  irritarnos. Ayunaremos del deseo de llevar cuentas del mal, de alegrarnos de la injusticia, y de  gozar con la mentira. Este nuevo corazón todo lo disculpará, todo lo creerá, todo lo esperará y todo lo soportará. La Iglesia nos propone que para tener un corazón nuevo ayunemos al consumir los alimentos diarios y así lo debemos hacer. Sin embargo les propongo que este ayuno físico debe responder al otro ayuno, probablemente al más difícil, al ayuno interior.

Limosna: Finalmente, este nuevo corazón nos debe llevar a compartir, más generosamente,  lo que tenemos con los más necesitados. Y no solo el dinero, debemos también compartir nuestro tiempo, la alegría, la esperanza, las posibilidades de encuentro, las sonrisas y la atención a las necesidades de los prójimos y de los próximos.

Cuatro actitudes que nos llevarán a la acción: conversión, oración,  ayuno, y limosna. El papa Francisco nos recuerda en el Capítulo 4 de  Amoris Laetitia “Pero nada de esto es posible si no se invoca al Espíritu Santo, si no se clama cada día pidiendo su gracia, si no se busca su fuerza sobrenatural, si no se le reclama con deseo que derrame su fuego sobre nuestro amor para fortalecerlo, orientarlo y transformarlo en cada nueva situación”.

Agradezco la generosidad y entrega de los hermanos y hermanas que pronto saldrán a la Misión Cuaresmal Pionera 2017 en las periferias existenciales de nuestra Universidad.   Los misioneros invitarán a las hermanas y hermanos de la PUCPR a escuchar la Palabra de Dios que nos lleva a un proceso de liberación y transformación para tener un corazón nuevo en camino hacia la Pascua.

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