Dependencia emocional

Más que un trastorno, una adicción enfermiza

Jalibeth Rodríguez Rivera

El anhelo desesperado y desmesurado de necesitar de otra persona para sentirse en paz, causa ansiedad y depresión, una sintomatología similar a la abstinencia de sustancia. Por eso se considera una adicción. Así lo aseguró la Dra. Ana Plaza Montero, catedrática de la Escuela Graduada de Psicología del Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la PUCPR.

La también psicóloga clínica explicó que “La dependencia emocional es un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas, que se intentan cubrir con otra persona. Cuando una persona experimenta la dependencia emocional genera una necesidad desmesurada del otro,y por eso renuncia a su libertad y a su amor propio. La persona experimenta ansiedad y depresión al involucrarse en relaciones tormentosas y no poseer la capacidad de estar en contacto consigo mismo”.

Como modo de ejemplo explicó que una persona con dependencia emocional sufre cuando está una o dos semanas sin saber de la otra persona. Dijo que se sumerge en episodios de depresión, llanto, malestar en el cuerpo y fiebre, entre otras dolencias, pero con solo una llamada de esa persona, o saber algo a través de una red social, se le minimiza el malestar. “Es como si le dieran la dosis de la sustancia. Desde la postura fisiológica se podría señalar que, a nivel encefálico, se encienden las mismas áreas de placer en el cerebro como si estuviese usando alguna sustancia, por eso se conoce como adicción”, señaló la especialista.

Según detalló, el porcentaje más alto de personas que experimentan la dependencia emocional son las mujeres, aunque hay algunos hombres que la sufren con los mismos síntomas. “Debido a las creencias sociales y culturales, las mujeres tienden a involucrarse más en este tipo de relación. Se les hace creer que una mujer sola no puede tener éxito”.

Pero, ¿qué factores tiene en consideración un experto en salud mental para identificar este trastorno en pacientes? El primer elemento de una dependencia emocional, de acuerdo con Plaza Montero, radica en la baja autoestima y el pobre autoconcepto de la persona. “El mensaje inconsciente que adopta esa persona es yo no sirvo, a mí nadie me quiere y la única manera que yo me siento con valor es que yo esté con otra persona. Por lo tanto, deposito en las manos de otra persona mi felicidad, incluso, lo que soy yo”.

Asimismo, otra bandera roja que se identifica como potencial síndrome en una persona es que se aísla de la familia, las amistades y los seres queridos con el único objetivo de estar con la persona y controlarla. Es decir, “asumir las características que le gustan a la otra persona aunque estas no representen lo que son como seres humanos. Además, siguen luchando por una relación no saludable aunque se sientan estancados y no les guste la relación o esta involucre maltrato. Los expertos contamos con pruebas estandarizadas que permiten evaluar la dependencia en las relaciones”, aseveró.

De hecho, la persona que sufre de esta necesidad enfermiza suele idealizar a la pareja, conducta que repite en cada una de sus relaciones. Explicó que las relaciones se caracterizan por muchas rupturas y reconciliaciones, dentro de la misma relación, con el objetivo de cambiar como pareja. “Piensan que esa persona es la que le conviene, aunque no acepta incondicionalmente a su pareja y le encuentra muchos defectos. La persona que depende de una relación entiende que necesita, merece y quiere tener a su lado el mejor ser humano que pueda encontrar. Necesita sentirse querido, aunque la otra persona lo ignore y se sienta infravalorada”.

Esta necesidad afectiva extrema es muy peligrosa. La psicóloga advirtió que pueden presentar hasta intentos suicidas y conductas auto lesivas. En muchas de estas parejas, afirmó, se vive un ciclo de maltrato, mayormente psicológico.

Aunque este trastorno se puede dar mayormente en parejas, la dependencia emocional se puede manifestar en todas las relaciones interpersonales: familiares y amistades. De hecho, las relaciones que demandan más atención son las de padres/madres e hijos y las de pareja. Esta necesidad enfermiza, particularmente en parejas tóxicas, se intensifica aún más en una sociedad de evolución tecnológica masiva. Aunque algunos decidan romper este vínculo y pasar la página, las redes sociales distorsionan tal decisión. “Las redes sociales convierten las relaciones de dependencia emocional en un suplicio, restando amor propio y calidad de vida al dependiente. Las redes sociales son utilizadas como una herramienta de persecución y acoso para el dependiente. Estas pueden ser factores que inicien y magnifiquen los conflictos en las relaciones”, manifestó la psicóloga clínica.

¿Prisión afectiva? ¿Cómo superarla?

De acuerdo con la catedrática de la Escuela Graduada de Psicología, Dra. Ana Plaza Montero, el primer paso para enfrentar esta situación es estar consciente de la dependencia emocional e iniciar un proceso de sanación interna a través de ayuda profesional.

“Deben sanar su propio yo y,  luego de sanar,  pueden establecer una relación saludable, porque la primera relación sana que se establece es consigo mismo”. Además, dijo que se deben ampliar las relaciones interpersonales y de red de apoyo. Hizo énfasis en mejorar la autoestima y aprender a estar solo para lograr un contacto personal.

Ojo a las señales de alarma:

  • pánico ante el posible abandono
  • aislamiento social
  • ansiedad, depresión, frustración e impotencia
  • pérdida de autoestima y respeto
  • rupturas reiteradas en la relación de pareja y, aun así, permanecen luchando por la relación.
  • intentos suicidas, violencia de género, idealización del otro.

 

 

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