El arte: cultura y espiritualidad

El conversatorio presentó el arte como manifestación cultural y espiritual de los pueblos.

 

“La cultura y la espiritualidad son un binomio de mucha importancia para el ser humano y su dignidad como persona. Representan la expresión más sublime de su esencia e imagen a semejanza de Dios. Una de sus manifestaciones es el arte. El arte es sublime y ayuda a cultivar el alma de las personas y los pueblos. En un tiempo de tantos retos y frustraciones, el arte es un bálsamo que sana las heridas de la humanidad” manifestó el Lcdo. Israel Santiago, director del Instituto de Doctrina Social de la Iglesia.

Por esta razón, el Instituto presentó el conversatorio El arte: cultura y espiritualidad en el que se exploraró el arte como manifestación cultural y espiritual de los pueblos. El evento contó con la participación SER Mons. Fernando Chomalí Garib, arzobispo de Concepción, Chile, y apasionado del arte y creador de obras tales como poesías, pinturas, literatura, entre otros. También se presentó el Arq. Luis Badillo Lozano, decano de la Escuela de Arquitectura y Diseño Gráfico Rafael Hernández Colón de la PUCPR y el Prof. Alfonso González Marcucci, profesor de Bellas Artes en el Colegio de Artes y Humanidades de la PUCPR.

“Tengo pasión por la estética. Me eduqué en un contexto en el que los fines de semana con mi familia íbamos a museos y conciertos de música clásica y eso me generó un gusto por la belleza. La belleza es un concepto relativo y quien tiene la ultima palabra en el arte es el observador. Aunque estudié ingeniería siempre estuve vinculado a las artes. La búsqueda de la proporción, de la belleza y del color era algo que me atormentaba  sobre manera y descubrí que detrás de toda esta búsqueda había algo de profunda belleza que era Dios. En mi caso, luego de un proceso de discernimiento entendí que esa búsqueda era Dios, por eso ingresé al seminario y prácticamente le he entregado mi vida a Dios” explicó Mons. Chomalí.

Pero al arte siempre se mantuvo junto a él. “El arte es un diablillo que se mete en la cabeza, en el corazón, en los oídos y no te suelta y tuve la gracia de estudiar en la Universidad Gregoriana en Roma y esto fue una gran oportunidad para observar. Quien tenga pretensiones artísticas tiene que mirar la realidad porque lo que hace un artista es interpretar la realidad para darle un sentido nuevo a través de la materialidad. El arte es representar la materialidad en su máxima expresión e inmortalizarla.  En el transcurso de mi vida como profesor comencé a crear porque quería llevar el magisterio de la Iglesia a un modo pedagógico y esto me llevó a crear dos obras de teatro. Esto me hizo darme cuenta de que el arte es un vínculo con la verdad. Ahí conocí un mundo fascinante. Yo apuesto a la realidad estética como una manera de sacar lo del ser humano” añadió.

Por su parte, el arquitecto Luis Badillo sostuvo “El arte es producto de sus circunstancias y además es hijo del instinto y el instinto es una manifestación del espíritu, no de la razón. El arte pertenece a un momento y sus circunstancias, pertenece a la historia.  El verdadero arte es siempre producto del espíritu, entiéndase por espíritu el intangible que pertenece a cada uno de nosotros y que nos define y distingue. Para entender el factor espiritual de hacer arte basta con preguntarnos por qué lo hacemos, porque lo hemos hecho siempre. Antes de formalizar un lenguaje ya pintábamos y no hemos dejado de pintar desde entonces. La excelencia y la belleza son productos del espíritu y se manifiestan en el arte por lo que el arte es una actividad de correspondencia espiritual. La belleza es senda para la espiritualidad. La pieza arquitectónica es quizás la obra artística que más claramente responde al momento en que ocurre, a las necesidades y aspiraciones de la época en que es concebida. Es con frecuencia que se usa el desarrollo de la arquitectura como la senda por el recorrido por la historia. Y no existe titular de historia que no haga referencia a la arquitectura del periodo que enseña” explicó el decano

El Prof. Alfonso González Marcucci presentó obras emblemáticas desde la época  prehistórica hasta el presente. “Desde el comienzo de la humanidad se despertó esa necesidad de buscar quiénes somos, quién me está ayudando, cómo dejar una huella. Todo a través del arte. El arte se nos presenta, nos habla, nos confronta, nos exige. Y nosotros como espectadores, lo procesamos y alimentamos nuestro espíritu. Cuando veamos una obra de arte tengamos una conversación con ella, veámosla cara a cara y apreciemos la buena experiencia de ese encuentro. No olvidemos la misión del artista en la sociedad que es, precisamente, recordarnos  nuestra humanidad”.

El conversatorio se llevó a cabo el 17 de junio de 2022.

 

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