La protección de la vida y la salud humana desde la visión bioética y psicológica
Panelistas discuten la problemática a la que se enfrenta la vida y la salud y presentan propuestas de acción
Como un espacio para discutir y analizar los problemas que enfrente la defensa de la vida y la salud humana y a su vez para presentar propuestas de acción para atender este asunto se celebró el conversatorio La protección de la vida y la salud humana. El evento, que forma parte de la IV Certificación en Responsabilidad Pública y Gobernanza contó con la participación del Rev. P. Dr. Juan Luis Negrón, bioeticista y decano del Colegio de Artes y Humanidades y del Dr. Ángel M. Muñoz Alicea, psicólogo clínico y director de la Escuela para Cuidadores Informales de Adultos Mayores de la PUCPR.
“El concepto de estado de salud ha evolucionado durante el tiempo desde un enfoque médico-biológico a un enfoque más global Se supera la forma de pensar la salud como el resultado determinista de causa del binomio salud-enfermedad. Ahora se la percibe como un proceso multicausal. Sabemos que son muchos los determinantes de la salud: lo social, el estilo de vida, la genética, lo espiritual, la alimentación, el ambiente, los servicios hospitalarios y otros” explicó Negrón
Como alternativas o propuestas para atender esta situación el decano apuesta a la prevención y al desarrollo de políticas. “Se potencia el concepto de intervenciones preventivas en las que se considere la mejora al medio ambiente y el desarrollo de políticas socioeconómicas. Los adelantos en la investigación, identificación del agente causal, posibilitaron los medios para una medicina preventiva. La salud pública tiene la responsabilidad social de promover un ambiente de prevención para promover la salud” apuntó.
Mientras, el Dr. Ángel Muñoz Alicea sostiene que para hablar de la protección de la vida es imprescindible analizar la salud holística del ser humano. “La atención a la salud fisiológica es crucial, sin embargo, el aspecto emocional y psicológico, igualmente importante, en muchas ocasiones queda excluido. Este escenario se puede complicar una vez la persona llega a la adultez mayor y enfrenta los retos asociados con el envejecimiento y los cuidados que pueda requerir. Esto, teniendo en consideración que en Latinoamérica hay alrededor de 58.469.722 adultos mayores y en Puerto Rico unos 869,082 según el censo de 2020. Los datos de AARP (2018) arrojan que un 20% sufre de alguna condición mental, 46% tienen una condición incapacitante y el 86% desea envejecer en el hogar. Ante este escenario, hay algunos de los indicadores que pueden dejarle saber que usted se convertirá en un cuidador del adulto mayor, esto principalmente cuando la persona requiere asistencia en alguno de los siguientes escenarios: manejo de los medicamentos, mantener una apariencia física adecuada, asistencia de la higiene del hogar, apoyo en las dificultades de la vida en el hogar, asistencia en la movilidad y desplazamiento, supervisión de las finanzas, atención de la salud mental, entre otros.” indicó.
“Este cambio es un proceso de transición para todos los involucrados, tanto para el que cuida como para el que le tocará ceder áreas de autonomía. Es por esto por lo que se deben evaluar las razones y los puntos específicos en el que la persona necesita asistencia o apoyo. No todos los adultos mayores requieren asistencias en las mismas áreas. En el proceso de transición al cuidado, la familia debe dialogar acerca de la seguridad, la autonomía e independencia, la compañía, las actividades para mejorar la calidad de vida, las tareas del hogar y el acompañamiento” recomendó Muñoz.
El conversatorio se celebró el 15 de marzo de 2022.