¿Lejanía de un familiar en la época navideña?

Optimismo y motivación para comenzar el nuevo año.

 

¡Llegó el Año Nuevo!, momento para disfrutar en familia y celebrar con alegría.  Pero, ¿qué sucede cuando se despide el año sin la gente que se ama?  Alejados de las raíces, de los aires y fiestas puertorriqueños y en total soledad?  De acuerdo con la directora de la Escuela Graduada  de Psicología de la PUCPR, Dra. Ilia Rosario, cuando se vive lejos de la familia, existen algunas épocas del año que se convierten en verdaderas situaciones de riesgo para el estado emocional de los seres humanos. La época navideña es de gran relevancia.  Según dijo, “se calcula que el 80 por ciento de la población sufrirá a lo largo de la Navidad síntomas como melancolía, estrés, ansiedad o depresión. Un problema motivado por expectativas irreales, los problemas personales, las dificultades económicas, la pérdida de alguien querido y otro tipo de situaciones desagradables pueden estar presentes en cualquier época del año.  Sin embargo, es esta época cuando afectan más.  Puede, incluso, provocar, problemas emocionales serios. Esto es debido, a las expectativas irreales sobre lo que debemos hacer y cómo debemos sentirnos en estas fechas”.

Explicó que, además del choque psicológico habitual y permanente presente en todo proceso de pérdida existe el choque emocional. “Cada familia tiene una manera diferente de acercamiento entre las personas, de mostrar su afecto y su sensibilidad. Cada familia tiene sus propias maneras de expresar los sentimientos y las emociones. Ese choque emocional puede ser positivo si se tiene apertura mental y las habilidades  necesarias para integrarse en la nueva cultura, o negativo si el choque ante la lejanía es tan fuerte que no se es capaz de procesar la nueva experiencia produciendo trastornos físicos, psicológicos, sociales y espirituales”, añadió la académica a Huellas del Futuro Informa.

Explicó, además, que las personas que han decidido alejarse de sus familias tienen que vivir y procesar el duelo que,  como toda ruptura, se caracteriza por la pérdida de todos aquellos componentes de la vida familiar que sustentaban el bienestar emocional.  Ese tipo de duelo, indicó, es parcial ya que no termina nunca de resolverse.  Esto debido a que en realidad las personas no están muertas, pero tampoco se puede contar con ellas porque ya no son parte de la vida cotidiana.

Fechas importantes como estas, son vitales en este proceso, tanto el duelo, como el impacto emocional de la pérdida “En estos días se encuentran simbolizadas muchas de las experiencias más gratificantes y profundas de las personas.  Por eso cobra mayor impacto de riesgo. “Factores como el encontrarse con la familia en torno a determinadas tradiciones, estar cerca de la mamá, el papá, la esposa, el esposo y los hermanos, las fiestas navideñas, las comidas típicas, sentir que esa red familiar y social se encuentra presente para apoyar, dando esa sensación fundamental para el ser humano de ser parte de algo más grande que él mismo (o sea, ser parte de una familia) son elementos que cobran sentido de nuevo cada vez que se acerca el fin de año y el comienzo de uno nuevo”, aseguró.

Precisamente por la lejanía de los ausentes, para muchas personas los días navideños son un verdadero trauma emocional que puede agravar la situación psicosocial.  Ya no solo de las personas de manera individual, sino también de la familia. Es necesario prepararse de alguna forma para que estas fechas se puedan vivir con la alegría que ellas mismas sugieren.  Como recomendaciones, la experta indica lo siguiente:

  1. Asegure su comunicación con los suyos. Si deja el contacto para el día de Navidad o Año Nuevo, las comunicaciones estarán colapsadas y además de no estar presente, tendrá la frustración de no poder ponerse en contacto. No es lo mismo llamar un día antes o después, pero se asegura de que lo pudo hacer.
  2. Relativice la importancia de las fiestas. Una capacidad de los seres humanos es darle el significado que quiera a cada experiencia, por más enfocada que esté dicha experiencia en nuestras vidas. Si le da mucha importancia a la Navidad y no la puede vivir con quien quiere y como quiere, su frustración será mayor.
  3. Reconstruya su red social. No es lo mismo, pero si puede pasar la Navidad con sus nuevos amigos(as), por ejemplo, atenuará los efectos de estar lejos.
  4. Cree su propia tradición. Si la lejanía de un familiar es de larga duración, en vez de estar lamentándose por las tradiciones que no puede vivir, cree unas nuevas, con sus nuevos amigos o con su familia cercana. Y si está solo(a) busque grupos, celebraciones públicas o actividades especiales que le permitan ver estas fiestas con otros ojos.
  5. Concédase un tiempo de duelo, de adaptación a la situación, de recogimiento y maduración de lo ocurrido.
  6. Apóyese en el resto de sus familiares, que de una manera u otra están pasando la misma tristeza. Esto hará sentirse más protegidos.
  7. No se encierre en casa y en la tristeza, ya que esto no hará más que agravar la situación. • No se obligue a celebrar si no le apetece.
  8. Haga uso de las tecnologías para conectarse con los seres queridos.
  9. Recuerde que las cosas no siempre suceden cuando las queremos. Quizá no podamos celebrar la Navidad el 25 de diciembre, pero podemos pensar que este año nos las han aplazado y las celebraremos cuando sea nuestro momento.
  10. Busque momentos que lo hagan sentir bien en su lugar de residencia, no se encierre ni se aísle, siempre habrá alguien con quien festejar.

”Está claro que la Navidad no deja indiferente a nadie, facilita recuerdos y sensaciones positivas para muchos, pero también dolores, malestares y malos recuerdos para otros.  La Navidad por sí misma no genera sentimientos negativos en las personas, es la interpretación de lo que deberíamos ser, hacer o tener, nuestra actitud y falta de compromiso con nosotros mismos es lo que amarga estas fechas. Ser feliz en Navidad es posible, aunque a veces tengamos más motivos para estar preocupados que para estar alegres,  es una mala estrategia centrarse las 24 horas del día en los disgustos y no permitirse disfrutar las alegrías cuanto más tiempo dedicamos a estar tristes, menos nos queda para estar alegres”, indicó.

A pesar de todos estos sentimientos tristes, Rosario dijo que hay motivos para estar alegres.  Más allá de las grandes cosas, aseveró, se puede disfrutar de los más pequeños detalles. “Todos, si pensamos, tenemos motivos para estar alegres. Sabiendo esto, si no se encuentran es porque no han sido lo suficientemente pensados, ¿quién puede pensar que haya alguien que no tenga algún motivo para disfrutar durante un tiempo? En lugar de tener la tradición de la obligación se puede crear la tradición de disfrutar y celebrar un bonito momento sin dejarse llevar por la inercia y hacer cada año lo mismo. Innovar y hacer lo que realmente le apetezca a uno, adaptándose a las necesidades particulares, es la mejor medicina para combatir la depresión, la melancolía y el malestar.  Y sobre todo recordar que la fuente de la felicidad está dentro de cada uno de nosotros, solo hay que abrirle la puerta y dejarla deslumbrarnos”.

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