Palabras de aliento y esperanza para los orocoveños
Pioneros ofrecen apoyo emocional en comunidades de Orocovis.
Jalibeth Rodríguez Rivera
A más de 50 días, los orocoveños todavía sufren, en carne propia, los estragos de María. Particularmente, los de barrios distantes apenas logran acceso en sus principales vías, no tienen energía eléctrica y hasta alcanzar una bolsa de hielo es una tarea cuesta arriba. Este escenario, aseguran las autoridades, continuará latente por mucho tiempo más. Esto contribuye a aumentar dramáticamente la ansiedad de todos.
Atendiendo a esto, la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico envió un batallón de Pioneros al pueblo de Orocovis.
Estudiantes y profesionales de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad, de la Escuela de Cuidadores para Adultos Mayores, del Programa de Manejo de Pérdidas, expertos en trabajo social y hasta médicos voluntarios impactaron la calidad de vida de estos residentes de la montaña.
Los Pioneros impartieron palabras de aliento y esperanza a un nutrido grupo de la comunidad Damián Arriba. A este barrio llegó La Católica para extender su mano amiga ante las adversidades que ellos viven. Hablaron, rieron y hasta lloraron. También, los Pioneros entregaron a cada uno platos de comida caliente y suministros.
Ada Kercadó, directora de la Clínica sostuvo “Se cumplieron las expectativas y tal vez hasta las sobrepasamos. Empezamos a recibir comentarios de las personas que nos dicen: ‘ Gracias por estar aquí’ y que les ha gustado mucho el que la Universidad Católica hubiera coordinado este tipo de servicio y que hubieran venido tantas personas brindándoles ese ratito de esperanza y alegría que tanto necesitan”, dijo.
Asimismo, la brigada Pionera de profesionales de salud mental ofreció apoyo emocional a 28 personas que permanecen refugiadas en la Escuela Nélida Meléndez. También, visitaron a encamados y el Centro de Recepciones, donde los orocoveños reciben servicios de FEMA.
“Como profesional, básicamente compartí con ellos la bendición de la vida. Ellos se sienten agradecidos de estar vivos; agradecidos de poder contactar a sus familiares en Estados Unidos y agradecidos porque saben que mientras hay vida hay esperanza. “Para ellos fue muy significativo que la PUCPR fuera el primer grupo en visitarlos luego de 50 días del paso del huracán María“ dijo la catedrática auxiliar de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Zulmarie Hernández, al salir del refugio.