Ponceños se fortalecen con la “mochila emocional Pionera”.
Estudiantes y profesionales de la Clínica Interdisciplinaria impactan comunidad en Ponce.
La incertidumbre que se vive en el área sur de Puerto Rico también es palpable en los niños. Comprender la actividad sísmica y sus consecuencias de una forma más sencilla y con un enfoque didáctico, ayuda a los menores a aminorar la ansiedad y la sensación de intranquilidad. Así lo aseguró la directora de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Ada Kercadó.La psicóloga hizo las expresiones hoy durante una visita a la parroquia El Buen Pastor en Ponce, en la que, junto con la Oficina para el Manejo de Pérdidas y Duelo de la PUCPR, ofrecieron ayuda psicológica a niños, adolescentes y padres de esa comunidad.
“Como parte del apoyo emocional que la Universidad ha brindado a las comunidades afectadas por el terremoto, hoy volvimos a esta comunidad a apoyarlos para el mejor manejo de emociones. Brindamos servicios para apoyo emocional y una serie de dinámicas para fortalecer nuestra mochila emocional. Estudiantes de práctica e internado de la Clínica, acompañados de psicólogos clínicos, impartimos charlas a los padres acerca de las respuestas emocionales y desarrollamos estrategias de terapias de juegos con los niños de 5 a 13 años”.
Para Kercadó fue evidente que hay una gran necesidad de apoyo, particularmente en los niños. “Compartimos dinámicas con los niños y es notable el estado emocional en el que se encuentran. Por ejemplo, con aquellos de 5 a 8 años, desarrollamos ejercicios para dibujar, narrar y trabajar con cuentos. El usar su imaginación y su interacción con juguetes clásicos, nos ayuda a los expertos a escuchar sus verbalizaciones y conocer las emociones que proyectan”.
La visita de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad impartió la orientación Promoviendo el diálogo hacia la respuesta emocional. Estuvieron profesionales de la salud emocional y estudiantes de la Clínica, quienes evidenciaron también la necesidad de apoyo a los padres de esta comunidad ponceña.
Según el psicólogo clínico de la Clínica, Dr. Ángel Muñoz Alicea, “En nuestro proceso de ayuda psicológica, conocimos historias de personas que todavía están ansiosas. Vimos a adultos mayores que se sienten inseguras, tienen miedo de sufrir más temblores y que queden atrapados en sus residencias. Tienen miedo de entrar a sus casas. Así que sigue latente esa incertidumbre, mayormente en los padres de los niños quienes manifiestan su ansiedad cuando sus hijos regresen a las escuelas”.