Vital apoyo a nuevos universitarios que enfrentan monumentales retos
Cargan la responsabilidad de ser la generación que levantará al País
Redacción
Fotos: Luis Matos Martínez
Los jóvenes que se inician en la universidad este semestre no solo tienen el reto de una adaptación a nuevas responsabilidades académicas y emocionales, sino que cargan el peso de ser la generación que se prepara para levantar un país en crisis. Ante tal escenario es vital el apoyo de los adultos para mantener el optimismo y asegurarles su éxito. Así lo explica el director del Centro de Consejería Profesional y Orientación de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), Dr. Arvin Báez Rivera.
De acuerdo con el análisis del también director del Programa de Honor Institucional de la PUCPR, “Especialmente en los tiempos que vive Puerto Rico, es vital el apoyo de los adultos que rodean la vida de estos jóvenes, así como de los integrantes de la comunidad universitaria, ambos componentes son indispensables para asegurar el éxito profesional de ellos”. Según el experto, aunque la gran mayoría de los jóvenes aprueba su primer año de estudios universitarios, hay un grupo significativo que no logra continuar al segundo año. “Las razones principales son el impacto de una situación económica en crisis y la emigración familiar. Sin embargo, no se puede ignorar que muchos abandonan sus estudios por la carencia de unas destrezas que les permitan manejar con efectividad su vida personal y académica”, aclaró.
El profesional explicó “Los cambios de hoy son vertiginosos, y la tecnología es una buena muestra de ello, pero más allá, el País está enfrentando enormes retos en todos los renglones. La ola de emigración, consecuencia de la situación económica que impacta a las familias puertorriqueñas, desgasta en los planos económicos, sociales y afectivos, tanto a los que se van como a los que se quedan, y por supuesto esto incluye a los jóvenes puertorriqueños. Estos jóvenes que se inician en la vida universitaria lo hacen cargando la enorme responsabilidad de ser la generación que levante a Puerto Rico. Hay grandes expectativas con ellos. Se espera que traigan una nueva visión emprendedora y que llenen al País de optimismo. Hoy, más que nunca, los jóvenes necesitan prepararse bien para enfrentar retos gigantescos. Precisamente por eso, hay que apoyarlos en el proceso de alcanzar sus metas y lograr su madurez emocional ”.
El psicólogo industrial organizacional y consejero profesional recordó también que a los 18 años el lóbulo prefrontal del cerebro de un joven está en proceso de desarrollo. Según explicó “El lóbulo frontal y prefrontal se relaciona con el control de los procesos cognitivos complejos, posibilitan el poder planificar, establecer propósitos y tomar decisiones con plena conciencia. Además facilita la integración de la información y se relaciona, no solo con el juicio, sino también con la memoria y la ejecución. Esto, es lo que facilita la socialización de un individuo”. Él afirma que a este desarrollo se suman los factores sociales y económicos que vive un joven. Otro aspecto relevante que enfrentan los estudiantes de nuevo ingreso es que han crecido en un mundo altamente tecnológico. Esa tecnología a veces tiende a aislarlos y no les permite desarrollar las herramientas sociales adecuadas que demanda la vida universitaria. Ante estos retos, según Báez, “Es fundamental que el joven tenga una buena integración universitaria y, a su vez, sienta el apoyo de los adultos a su alrededor. Debemos mantenernos cerca de ellos para responder a sus necesidades y acompañarlos en su proceso de maduración, que eventualmente los llevará al mundo profesional”, destacó.
Según el experto consejero, el estudiante de nuevo ingreso comienza una nueva etapa en su vida. Está cerrando un ciclo de 12 o 13 años de una vida escolar, en cierta medida, más protegida y con supervisión más directa. “Esta nueva etapa universitaria implica que serán tratados, no como niños, sino como jóvenes adultos que tendrán que tomar control de sus decisiones y de su futuro. Dentro de los retos, deberán afinar sus destrezas de estudio si quieren alcanzar sus metas académicas y para eso tendrán que aprender a manejar su tiempo y sus emociones adecuadamente. Aunque el estudiante continúe viviendo en su casa, que es parte de la tendencia dentro de esta situación de crisis, ya no tendrá a mamá o a papá a cargo de todo. Es una transición a la independencia física y emocional, con el agravante de que ahora ocurre en tiempos de enormes retos económicos para todos”.
No obstante, Báez Rivera destacó que, “Históricamente las crisis no son el problema, porque siempre ha habido situaciones de crisis. Lo que afecta es la inactividad o el mal manejo de la crisis. Podemos convertir estas situaciones difíciles en oportunidades. Es nuestra responsabilidad unirnos a los jóvenes universitarios para analizar sus problemas, estudiar las alternativas y buscar posibles soluciones. No podemos dejarlos solos porque ellos tienen muchos deseos de concretar sus metas, pero carecen de las experiencias y vivencias con que cuenta el adulto maduro. Tenemos la responsabilidad de ayudarlos a poner en acción sus ideas y apoyarlos en la búsqueda de soluciones”.
Los universitarios que se estrenan este semestre enfrentan una sociedad en donde se resaltan más los aspectos negativos y esto puede tener el efecto de que “el joven pueda perder la perspectiva de ver la educación universitaria como una llave que abra la puerta a las oportunidades”. Según el académico, es importante que los medios de comunicación, la academia, el gobierno y la sociedad, “logren un balance que contrarrestre este aspecto negativo. No podemos llevarles el mensaje de que la solución es prepararse para irse del País. La preparación es tan relevante como el aunar esfuerzos y talentos de personas capacitadas y competentes para continuar trabajando juntos por Puerto Rico”, afirmó.
El rol de la universidad es llevar al joven a ver también los logros de la sociedad y del mundo actual. Destacó que “Es abrir su mirada a otros aspectos que, sin darnos cuenta, hemos perdido. Debemos transmitir a nuestros jóvenes que cuando uno está bien preparado puede pensar, crear, innovar, y sembrar las semillas recogidas para luego lograr cosechar. No puede haber cosecha, si no has sembrado nada”, acentuó el experto de la PUCPR.
“Los servicios de consejería profesional y orientación de la universidad son una gran herramienta para guiar a estos estudiantes de nuevo ingreso por este camino, junto a la mentoría de la facultad y el apoyo de todo el personal. Las universidades ofrecen cursos de integración, que son muy útiles para la adaptación y desarrollo de ese estudiante nuevo”, destacó el psicólogo que dirige el Centro de Consejería Profesional y Orientación de la Pontificia Universidad Católica en Ponce.
En el caso de La Católica, se ofrece un curso de ajuste a la vida universitaria que pretende encaminarlos a trabajar con los procesos de la universidad, aspectos relacionados con sus destrezas de estudio, autoestima, autoconcepto, manejo de estrés, relaciones familiares y sociales, entre otros. “No solo abordamos al estudiante de nuevo ingreso en este curso, sino que se cita a cada estudiante para conocerlo personalmente y hablar, en un ambiente privado, de las necesidades que pueda tener. Especialmente identificamos a aquellos estudiantes que podrían tener alguna situación difícil que afecte su vida universitaria y su bienestar”, destacó.
Además del Centro de Consejería Profesional existe la Clínica Interdisciplinaria, Capellanía, Centro de Tutorías, Clínica de Asistencia Legal, Programa de Bienestar y Salud Física, y una amplia agenda cultural y deportiva así como viajes educativos o internados, entre otros servicios de apoyo. El éxito del nuevo universitario depende de un esfuerzo tanto individual como colectivo, puntualizó Báez. “Es responsabilidad de todos ayudar a los jóvenes a obtener una formación integral que los capacite con herramientas para levantar al País”, dijo el experto.
De paso, agregó que las tendencias actuales de los estudiantes van enfocadas a carreras en Biotecnología, Genética, Tecnología, diversos campos de la salud física y mental, negocios, educación e investigación. Todas ellas con una visión de empresarismo. Los jóvenes se han dado cuenta, según Báez, que estamos en un país distinto, en donde ya el Gobierno no es el principal patrono, por eso está emergiendo el interés por formarse en profesiones enmarcadas en la autogestión y el autoempleo. “Debemos tener fe en esta generación y brindarle el apoyo y las herramientas para que logren sus metas”, puntualizó.