“Testigos de la Verdad”
Fiel la PUCPR a la Iglesia y su doctrina
Celebran Misas para conmemorar la concesión del título de Pontificia.
Celimer Torres Rivera
Bajo el pontificado de San Juan Pablo II la Santa Sede otorgó el 25 de enero de 1991 el decreto que oficializó la concesión del título de Pontificia a la Institución. El lunes 25 de enero de 2016 se cumplieron los 25 años de la concesión del título de Pontificia a la Universidad. La comunidad universitaria se unió en intimidad en la capilla Espíritu Santo del recinto de Ponce donde Padre Juan Javier Iñigo, delegado para la Misión Institucional, ofició la Santa Misa en celebración del 25 aniversario.
Sobre este magno acontecimiento el presidente de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Dr. Jorge Iván Velez Arocho, expresó, “Este es un título que conlleva una distinción especial que fortalece su identidad y misión como universidad católica. Ser Pontificia implica un más estrecho vínculo con la Iglesia y una dependencia directa de la Santa Sede. La PUCPR ha sido, desde sus comienzos, pregunta y respuesta. Pregunta, pues ha mirado la realidad de nuestro país para responder con propuestas que atiendan los desafíos provocados por las coyunturas pastorales y sociales. Particularmente durante los pasados veinticinco años como Pontificia, la PUCPR se ha destacado por la íntima relación entre su identidad católica y su misión. Por consiguiente, en lugar de asumir actitudes meramente reactivas, cerradas o defensivas ante la sociedad secularizada, que alimenten valores como el individualismo competitivo y que legitime o acreciente las desigualdades y parezcan desafiar la educación en sus valores más profundos, las escuelas y las universidades católicas están llamadas a asumir actitudes proactivas”.
Por su parte, padre Íñigo sostuvo en su homilía “Hoy es el momento en que nos debemos examinar y en el que debemos entusiasmarnos con esta tarea que es de todos. Presentar ante el mundo una institución educativa, católica con el título de Pontificia pero tal como lo quiere la Iglesia hoy. Que dediquemos esa urgencia a una pasión que tiene que ser para nosotros la educación cristiana, la educación al Evangelio. Debemos darle gracias al Señor por este don que ha dado a la Isla de Puerto Rico y a todos los que han pasado por la Institución y a los que pasarán. Darnos cuenta que tenemos que cumplir con ese orgullo, pero no por enorgullecernos si no para que nos mueva hacia una conversión, hacia lo más importante de nuestra Institución: ser testigos de la verdad y que todo esté impregnado en los valores del Evangelio”.
Mientras Velez Arocho añadió “En momentos de gran celebración para la PUCPR es nuestra responsabilidad y más profunda misión reafirmar el valor de la persona humana, superando la indiscutible exaltación del provecho y de la utilidad como medidas de todas las opciones, de la eficiencia, de la competitividad individualista y del éxito a toda costa”.
La conmemoración se extendió y la Misa de Inicio de Semestre, oficiada el jueves, 28 de enero, estuvo enfocada, además, en celebrar el 25 aniversario de recibir el título de Pontificia.
Mensaje del Presidente Misa celebración 25 Aniversario título de Pontificia
Identidad y misión de una universidad católica
La íntima relación entre la identidad y la misión de una universidad católica se plantea como el “alma” de la educación que se basa en los valores del catolicismo. Ambas dimensiones están intrénsicamente unidas, porque la misión expresa la identidad y es esta la que garantiza esa visión de servicio. Esto no es solo nuestro parecer, sino que se planteó recientemente en el Congreso Internacional sobre Educación Católica celebrado en Roma, bajo el lema “Educar hoy y mañana: una pasión que se renueva”.
Es vital mirar lo que se dice en el mundo académico internacional, especialmente cuando hablamos de que existe una “crisis educativa” o una “emergencia educativa”. Percibimos que las nuevas generaciones no son formadas con los mejores y más esenciales valores humanos. El Congreso reflexionó sobre esta realidad y concluyó que, “desde esta perspectiva, las instituciones católicas están hoy llamadas a reflexionar sobre el papel decisivo que la educación católica puede desempeñar en el contexto de la evangelización y sobre su corresponsabilidad eclesial en esta tarea, conscientes de que « ¡El quehacer educativo es hoy una misión clave, clave, clave!»”, como ha afirmado el papa Francisco.
Esta visión es, para nosotros, muy pertinente y de mucha vigencia, a la luz de que este próximo 25 de enero de 2016, la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR) cumple 25 años de recibir el título de Pontificia por parte de la Santa Sede. Este es un reconocimiento que reciben algunas universidades católicas y todas las universidades Fiel la PUCPR a la Iglesia y su doctrinas eclesiásticas. Un título que conlleva una distinción especial que fortalece su identidad y misión como universidad católica. Se otorga como reconocimiento a su tradición académica y a la misión y labor que realiza. Ser Pontificia implica un más estrecho vínculo con la Iglesia y una dependencia directa de la Santa Sede. La PUCPR ha sido, desde sus comienzos, pregunta y respuesta. Pregunta, pues ha mirado la realidad de nuestro país para responder con propuestas que atiendan los desafíos provocados por las coyunturas pastorales y sociales. Particularmente durante los pasados veinticinco años como Pontificia, la PUCPR se ha destacado por la íntima relación entre su identidad católica y su misión. Por consiguiente, en lugar de asumir actitudes meramente reactivas, cerradas o defensivas ante la sociedad secularizada, que alimenten valores como el individualismo competitivo y que legitime o acreciente las desigualdades y parezcan desafiar la educación en sus valores más profundos, las escuelas y las universidades católicas están llamadas a asumir actitudes proactivas.
En momentos de gran celebración para la PUCPR es nuestra responsabilidad y más profunda misión reafirmar el valor de la persona humana, superando la indiscutible exaltación del provecho y de la utilidad como medidas de todas las opciones, de la eficiencia, de la competitividad individualista y del éxito a toda costa.