Vivienda: construcción o rehabilitación de las ciudades

Expertos proponen estrategias para lograr desarrollo sustentable y proteger los ecosistemas

Alcanzar un desarrollo sustentable óptimo en la rehabilitación de las ciudades en la Isla ha sido, por años,  los ejes centrales en las propuestas de muchos expertos.  Se estima que en Puerto Rico hay cerca de 400,000 viviendas abandonadas y continúan desarrollándose más proyectos de nuevas viviendas.

Este análisis se generó en el conversatorio Vivienda:  construcción o rehabilitación de las ciudades.  ¿Cómo atender las paradojas de la escasez de viviendas?.   Al foro se unió el geomorfólogo y profesor de Ciencias Ambientales de la UPR, recinto de Río Piedras, Dr. José Molinelli y el arquitecto Luis V. Badillo Lozano, decano de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Molinelli levantó bandera en cuanto a las acciones del gobierno, más allá de la discusión.  Resaltó “Aquí hay que plantear cuáles son los lugares donde es beneficiosa la concencentración de personas.  Esto es un proceso de reconstrucción de ciudades que ofrece calidad de vida.  Con esto me refiero a que no deben ser cajones para las familias en un contexto urbano, si no crear ciudade en lass que la gente quiera vivir, como las ciudades que nosotros queremos visitar cuando vamos a otros países con vida urbana floreciente.  Entonces es  atrevernos a pensar un modelo de vida distinta.  Si nosotros nos libramos, a través de un proceso de planificación urbana que potencie la capacidad de desarrollo en los cascos en P.R. vamos a dar un paso adelantado.  Debemos replantear este desarrollo urbano y ponerle  fin al modelo de desparramamiento urbano en Puerto Rico.  Esa discusión hay que tenerla, pero no solo hablar, es instrumentar las acciones.  Las obras de control de inundación es otro asunto importante.  Todos los terrenos indudables de Toa Baja se abrirán al desarrollo, bajo condiciones de desparramiento urbano.  A mediano plazo, con el alza del nivel del mar, todo este llano costero de Toa Baja, quedará bajo  agua y eso no es sostenible.  No es sostenible y resulta más propenso a terremotos.   A largo plazo generaremos problemas mayores.

Asimismo, el arquitecto Luis Badillo Lozano, decano de la Escuela de Arquitectura de la PUCPR indicó que en Puerto Rico se ha perdido el aprecio por el ambiente urbano.  “Aplanamos nuestros montes o consumimos nuestros valles.  Sin entender, o quizás habiendo olvidado, las ventajas de un ambiente urbano coherente y organizado alrededor de la sana convivencia, de la atención a nuestras necesidades más apremiantes y pensada a la escala de sus habitantes.  Una ciudad debe ser compacta (no pequeña, compacta) y debe ser diversa en su oferta, permitiendo desplazamientos más cortos y contribuyendo a que el ciudadano dedique menos tiempo al traslado y mayor tiempo al destino.  Los usos mixtos deben venir acompañados con un esfuerzo en el estímulo de la variedad en estos.  Por medio de una variedad de ofertas de servicios y amenidades próximos a los ciudadanos, estos podrán satisfacer una gama más amplia de sus necesidades.  Todo esto sumado a aspectos anteriormente descritos como los son la ‘coherencia’ ‘compacidad’ y ‘verdor urbano’ propiciará ambientes citadinos más apropiados y amigables al peatón (con las ventajas ambientales y de salud antes mencionadas)” señaló Badillo.

El arquitecto finalizó diciendo “La vivienda es un tema universal y la solución más eficiente está en el retorno a las ciudades, siendo estos lugares dotados de infraestructura ociosa que ocupan tierras ya impactadas por lo que su densificación no implica el impacto de mayor superficie, así como el aumento desmedido del costo de construcción o mantenimiento de las utilidades.  Es cierto que a menudo nos sentimos insatisfechos de la ciudad en la que vivimos, pero aun cuando la criticamos e identificamos sus defectos, pensamos que el cambio de esas características que tanto y tan negativamente nos impactan es responsabilidad de otros.  La transformación de nuestras ciudades es una agenda obligada por razones apremiantes del medio ambiente, salud y economía”.

 

 

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